Coral Barañáin, entre los mejores

Fue finalista del Gran Premio Nacional de Canto Coral que se celebró el 8 y 9 de diciembre en Santander, en el que el Coro de Cámara Ainur de Las Palmas de Gran Canaria resultó ganador.

 

El pasado fin de semana, Coral Barañáin participó en el Gran Premio Nacional de Canto Coral que se celebró en Santander, en el que concurren los ganadores de los concursos que forman parte de la Asociación del Gran Premio.

Así, en la Escuela Náutica de Santander se dieron cita Xolo, coro de voces blancas de Molina de Segura (Murcia), ganadores del Certamen de Ejea de los Caballeros, el coro de cámara Ainur, de Las Palmas de Gran Canaria, como representantes del concurso de la Canción Marinera de San Vicente de la Barquera, que se impuso en este certamen, la Camerata Coral de la Universidad de Cantabria, como representantes del Gran Premio 2011 y Coral Barañáin, ganadora del certamen de La Antigua de Zumárraga.

El concurso se desarrolló a lo largo de dos jornadas. En la primera, las cuatro agrupaciones presentaron su programa de polifonía y en la segunda, el de folclore.

De acuerdo con las bases del certamen –de gran exigencia debida a las condiciones propias de su desarrollo y al altísimo nivel de los participantes, a los que se considera de entre los mejores grupos vocales del país–, el programa de polifonía tenía que durar entre 15 y 20 minutos y debía incluir una obra del Renacimiento o Barroco, una obra Romántica y otra del Siglo XX-XXI, todas ellas interpretadas a capella.

En esta modalidad, Coral Barañáin interpretó Sanctus Benedictus, una pieza de Josep Vila y Casañas variada en su exigencia vocal, que presenta pasajes de gran intensidad sonora además de otros de carácter más delicado. A continuación mostró su versatilidad a la hora de interpretar piezas de carácter totalmente opuesto al Sanctus con el motete Surge Propera de Miguel Navarro, maestro de capilla de la Catedral de Pamplona, y Tutto lo dì de Orlando Lasso, ambas del Renacimiento. “Así como el Sanctus exige una forma de cantar por momentos a plena voz, casi como de ópera, la música del Renacimiento es el arte de cantar y dejar cantar cuando toca escuchar a las otras voces, de forma más ligera, casi de puntillas, pero sin que por ello la voz pierda en proyección”, comenta Pello Ruiz Huici, director de la Coral Barañáin.

A continuación, el grupo de Barañáin interpretó Soneto de Juan Carlos Múgica, una pieza basada en los famosos versos anónimos popularmente atribuidos a Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz entre otros, que resultó por momentos sobrecogedora entre los presentes por su intensidad emocional. Éste fue un momento mágico para muchos componentes de Coral Barañáin, entre ellos Josu Martínez, subdirector del grupo: “Se me quebró la voz al sentir esa magia y verla reflejada en la cara de muchos de los allí presentes. Fue uno de los momentos inolvidables de este fin de semana”. La pieza, de una fuerza expresiva arrolladora, “está escrita por el nieto de uno de los más célebres directores del Orfeón Pamplonés, don Remigio Múgica”, apunta el director de la Coral.

Como obra Romántica, Coral Barañáin, presentó el Salmo 43 escrito por Mendelssohn, Richte mich Gott, para cerrar su intervención con el más festivo y ligero Astor de Mónica Pacheco, una obra homenaje a Astor Piazzolla cuyo final “descangallao” recibió los aplausos de un público entregado.

El domingo por la mañana se desarrolló la sección de folclore. Coral Barañáin, con la colaboración del grupo de danza Harizti, lució trajes de toda Navarra en un despliegue de variedad y colorido que fue muy comentado entre el público por su vistosidad. Además de clásicos trajes de baserritarras, salieron a escena con atuendos del Roncal, Salazar, Ochagavía y Valcarlos entre otros.

En el aspecto musical, las reglas indicaban que se debía incluir en esta sección una obra de la región del concurso al que se representaba, otra de la región de origen y otra de folclore cántabro, como reconocimiento a la ciudad donde se celebraba el certamen, cuya duración en total debía situarse entre los 12 y los 15 minutos.

Coral Barañáin dio comienzo a su intervención en este apartado con Aritz Adarrean, de Julen Ezkurra: “Se trata de una obra que recoge Azcue en su célebre cancionero, a partir del testimonio de Mauricia Agarre en la localidad baztanesa de Lecaroz. Entre villancico y canción de cuna, en su primera parte es de una gran riqueza lírica que pasa a un tono festivo en la segunda, más solemne y brillante en su final”, comenta Pello Ruiz Huici.

A continuación, interpretaron el tríptico Tirikitauki de David Azurza, una obra que en su primera parte plantea un reto notable por las diferencias de ritmo endiablado que se establece entre las cuerdas y que incluye improvisaciones en la segunda y en cuya tercera parte los de Barañáin mostraron su capacidad teatral, representando una escena de carnaval, con brujas, curas, mozos y mozas invitando a bailar a los presentes.

Pero sin duda, el cierre de su intervención con la Danza Sacra (de Corrales), la obra de folclore cántabro que presentaban, fue uno de los momentos más emocionantes del fin de semana. “En mayo –cuenta Pello Ruiz–, tras nuestro paso por las Primaveras Pejinas de Laredo, me vine con un cancionero cántabro debajo del brazo. Empecé a hojear para buscar la pieza que nos pedían para el Gran Premio, pero no sabía por dónde empezar, así que fui a la lista de autores y me paré al leer el nombre de un viejo conocido: Nemesio Otaño”.

De esta manera, se topó con la Danza Sacra: “Me pareció una obra muy compleja –confiesa el director– y de gran dificultad, por la cantidad de divisiones de voces que exige. Llega hasta casi una docena de líneas diferentes, incluida percusión. y pensaba que mejor ésta no, pues quizás era demasiado para nosotros. Miraba otras opciones, pero una y otra vez volvía insistentemente a ella. Finalmente me rendí y me decidí por ella. Nos ha costado muchísimo esfuerzo pero creo que ha merecido la pena”. Así lo reconoció el público, puesto que el final de esta obra puso en pie a la mayor parte de la sala y provocó una gran ovación, con numerosos bravos.

Sin embargo, los de Barañáin regresaron con las manos vacías, ya que el jurado compuesto por Juan Luis Martínez Navarro, Marco Antonio García de Paz, Esteban Sanz Vélez, Elena Rosso y Enrique Azurza, junto con Isabel Mantecón, miembro del comité técnico que ejerció como secretaria, falló a favor del Coro de Cámara Ainur, reconociéndole la máxima puntuación del certamen tras una actuación brillante y cautivadora difícil de superar y otorgándole tanto el Premio de Polífonía como el de Folclore y, por tanto, también el premio general del concurso.

“Ya en casa, sin trofeos pero con el Gran Premio en nuestros corazones de estos meses de trabajo, de compartir los buenos ratos y las emociones de recorrer juntos este camino”, declaraba el grupo a través de las redes sociales de Twitter y Facebook.

La pena de muchos de ellos fue que el paso por el concurso no les permitió escuchar a los otros grupos. Sin embargo los ganadores Ainur sí tuvieron oportunidad de escuchar a los navarros. Javier Toledo, uno de sus miembros, haciendo justicia al lema de Coral Barañáin, cantamos canciones, contamos historias, comentaba: “Teníamos mucho interés en escucharles y vaya que si lo hicimos y cómo disfrutamos. Un sonido sobresaliente-¡Dios bendiga a los bajos!-, precisión sorprendente y sobre todo mucho, mucho sentimiento. Gran trabajo el de Pello, y gran esfuerzo e implicación de todos”.

Aunque esta vez hayan vuelto a casa sin un trofeo más para su palmarés, no asoma un ápice de desánimo entre los coralistas, sino más bien todo lo contrario. “Aunque no hemos ganado la final del gran premio nacional –comenta Josu Martínez–, hemos estado entre los cuatro más grandes. El nivel ha sido altísimo; mi enhorabuena a los canarios. Yo me quedo con todo lo que hemos trabajado en común como uno solo, con la energía del sol en nuestras caras, el mar y las montañas nevadas; con los duendes y la magia”.

Javier Ongay, miembro de la cuerda de bajos de la Coral, destaca el trabajo intenso que ha supuesto para el grupo: “Han sido unos meses duros, con gran esfuerzo personal y colectivo para poder llegar hasta aquí. Estamos contentos porque somos capaces de cantar de tú a tú con las mejores corales del país. Nos vamos con la cabeza alta y el corazón lleno.”

Para Pello Ruiz Huici, la participación en el Gran Premio de Santander, a pesar de no obtener ningún premio, ha sido plenamente satisfactoria: “Con premio o sin él, hemos sido capaces de superarnos a nosotros mismos. De alcanzar un pedacito más de superación personal en nuestra capacidad. Hemos hecho las cosas tal y como veníamos preparándonos para hacerlas. Y eso, con premio o sin él, no nos lo quita nadie”.

Todos ellos coinciden en que ahora hay que volver al trabajo, a por nuevas metas y nuevos retos. De hecho este fin de semana tienen programadas dos actuaciones, aunque ya en tono navideño: el viernes 14 a las 19,30 en el Club de Tenis y el sábado 15 a las 20 horas en el Club Deportivo San Juan ofrecerán sendos conciertos de villancicos.

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